sábado, 27 de noviembre de 2010

SE FUMAN EL NOBEL


Ya ha pasado el suficiente tiempo para que digieran las altas esferas de este país el nombramiento del nuevo Nobel de la paz a Liu Xiaobo. Recientemente vuelve a ser noticia por la posible entrega de dicho reconocimiento a algunos familiares del disidente, si les dejan salir del país. China continúa realmente ofendida achacando el ataque, desde comentarios oficiales, a la emergencia de su economía ante la débil situación financiera del mundo, a que occidente le gustaría ver a China ideológicamente desplazada o colapsada como la unión soviética queriendo obligarla a un proceso de occidentalización.


Es indiscutible que Liu Xiaobo, condenado a 11 años de prisión por ejercer su libertad de expresión, es una víctima del Gobierno de China. ¿Qué motivo tienen Hu Jintao y su séquito para esto? silenciar y apartar una voz que ofendía al sistema. Nunca voy a defender a un gobierno que no respeta uno de los derechos fundamentales más importantes y necesarios en cualquier estado. No obstante creo que este galardón no sólo buscaba premiar la labor de Liu Xiaobo sino también intentar frenar a China cuyo poder internacional sigue aumentando frente a los países occidentales gravemente dañados por la crisis financiera que azota a buena parte del mundo.


El XVII congreso del PPCh en el 2007 marcó la primera discusión en el seno del gobierno del camino hacia una democratización del sistema. Es evidente que sus avances están siendo pocos y lentos y claro este premio ha venido a cuestionar los esfuerzos realizados por China en dicha materia. El gobierno alega que el país es demasiado grande y en un momento de desarrollo no idóneo para hacer cambios demasiado rápidos (poco probable). De todas formas este galardón, bajo mi punto de vista, ha perdido mucha credibilidad hasta el punto que personalidades como Gorbachov o el mismo Obama lo recibieron sin mérito alguno.


Siendo realista la sociedad china sabe poco o más bien nada acerca del tema, los medios de comunicación del país se dedicaron a tratar el asunto del premio de una manera discreta, no obstante se contraatacó con duras críticas a la institución de los Nobel y a los países que la apoyan. De ahí que China haya “invitado” a otros estados como Rusia, Cuba, Marruecos o Irak a desvincularse y declinar la invitación a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz.


No le quiero quitar valor al coraje de Liu Xiaobo por escribir lo que él cree que sería una China mejor en un país en el haciéndolo te juegas mucho más que tu credibilidad. Por el contrario, es una paradoja observar como los mandatarios de los países de occidente que “sugirieron” quién debía recibir este galardón, siguen necesitando la ayuda de china como banco prestamista y como pieza clave mediadora, en la actualidad, en uno de los conflictos más largos y peligrosos de la historia del mundo, Corea.

domingo, 19 de septiembre de 2010

SISTEMA SANITARIO


China se enorgullece de enseñar su bandera y mostrar al mundo que un estado “comunista” como el suyo ha llegado a ser un país de enorme peso y relevancia a nivel mundial. Presume de muchas de sus políticas en beneficio de la sociedad, de las clases más humildes y trabajadoras. Muchas son ciertas y dignas de halago pero no todo es lo que parece.


Dejando de lado sus innumerables operaciones financieras que le convierten en el país comunista más capitalista del mundo, me gustaría centrarme en su sistema sanitario. Múltiples han sido las reformas llevadas a cabo para una mayor adaptación a las necesidades del pueblo, pero esto de real tiene poco. Una sociedad sin clases dijo Karl Marx, lo cierto es que en este país un porcentaje muy alto de la población no puede permitirse costearse los gastos de un sistema sanitario clasicista y más parecido a un producto regido por las leyes del mercado que hay que adquirir y pagar como artículo de lujo.


Es cierto que la sanidad en china ha mejorado en las últimas décadas y eso se nota. Los gastos sanitarios de los ciudadanos han descendido del 60% del total en 2001 al 45% en 2007. La gente acude hoy mucho más al médico debido a la mayor facilidad de costarse los tratamientos; pero muchos son los aspectos en los que aún se necesita amplías reformas. Es necesario que los precios del sistema de seguros reflejen el coste real, que los médicos, una de las profesiones que más respeto y admiro, tengan sueldos más atractivos, y por último que el precio de los medicamentos esté menos distorsionados.


El gran admirado y venerado Mao Zhedong precursor de los llamados doctores descalzos, y con ese fervor socialista en el que el lema sirve el pueblo era una consigna a seguir provocando un aumento de la esperanza de vida grandioso, se escandalizaría ante esta situación. Ahora los hospitales se han convertido en empresas con ánimo de lucro en las que la población rural está lejos de poder permitirse una cobertura digna.


El dato clave es que el 90% de la población rural china y el 60% de la urbana no tienen cobertura social. Esto hace que, según el Gobierno, casi el 40% de la población del país no vaya nunca al médico porque no puede afrontar la factura. Claro ¿cómo lo iban a hacer? El precio de los medicamentos se dispara, los médicos recetan y sugieren más medicamentos de los que se necesitan y con un precio desorbitado en comparación a la capacidad monetaria de los pacientes. Tiene una explicación, los centros hospitalarios están obligados a autofinanciarse y muchos tienden a inflar los costes. Sus ingresos dependen de los pacientes y de la venta de medicamentos.


Para ser justos, no podemos obviar que el gobierno sigue tomando medidas, China aprobó un plan de 97.000 millones de euros para garantizar asistencia médica universal al 90% de la población en 2011. Un plan del que no os puedo dar detalles, no se proporciona demasiada información acerca de esto, pero en el que se adoptarán medidas para seguir mejorando. No obstante y según algunos expertos puede servir para paliar las diferencias sociales entre las zonas urbanas y rurales del gigante asiático que cuenta con 1300 millones de habitantes.


La situación es muy mejorable, pero si concedemos credibilidad al gobierno se acabará con las desigualdades entre campo y ciudad y ricos y pobres, alcanzando la cobertura universal en 2020. Esperemos que así sea, este país y sus gentes lo necesitan.

sábado, 11 de septiembre de 2010

BALANCE Y OTRAS HISTORIAS COTIDIANAS


Hace ya más de un año que me lancé a la aventura asiática, y es inevitable poner la vista atrás, ver el camino que he recorrido y todo lo que por el tiempo y la distancia he ido dejando o desprendiéndome. Aprender chino fue uno de los motivos principales por los que empecé este viaje, ahora eso ha quedado en un segundo plano, embarcado actualmente en la etapa laboral, que no ha hecho más que empezar, sigo formándome y absorbiendo lo que puedo y me dejan.


Ya me estoy acostumbrando a este país, y esto está provocando que no me sorprenda tanto de todo lo que observo, motivo por el cual no escribo todo lo que quisiera. Antes cualquier cosa me llamaba la atención, ahora me he habituado con todo lo que ello conlleva. De todas formas hay muchas actitudes que no os he contado, que yo ya ni miro de reojo, pero imagino que os reportarán al menos sorpresa.


Un ejemplo, es muy habitual ver a parejas de novios que llevan la misma camiseta, según me han contado lo hacen cuando llevan poco tiempo saliendo juntos, como una manera de marcar el territorio creo yo. Hay que destacar que son poco cariñosos, al menos en público, pocas veces se les ve dándose un beso o una caricia cómplice. En realidad no saben lo que se pierden, pero es su cultura y poco se puede hacer.


Otra actitud que llama mucho la atención sobre todo cuando uno acaba de llegar, es su odio y repulsión al sol. Por cultura ellos prefieren tener la piel blanca, cuanto más mejor. Debido a esto evitan su contacto, estos últimos meses la gente, sobre todo mujeres, se protegen con paraguas, o llevan ropa que les tapa cualquier zona que pueda recibir contacto, incluyendo prendas como guantes o mangas largas, estando a 35 grados. Nunca lo llegaré a comprender, aunque la gente joven, como siempre, está rompiendo con estas tradiciones, el blanco deslumbrante sigue siendo muy valorado en ambos sexos.


En las nuevas generaciones de chinos te das cuenta que, aunque les cuesta y no es demasiado palpable, ya no son como sus antecesores tan aferrados a su cultura y costumbres. Yo como ellos sigo encauzando los cambios porque todo cambia: las tradiciones, la cultura, nuestra visión del mundo, los objetivos, las ambiciones, nuestras metas. Como dijo una vez mi hermana Mónica, “al final, en la vida, lo que importa es poder disfrutar de pequeños momentos de alegría, no hace falta tener un objetivo al que llegar y sentirse realizado, se trata de disfrutar del camino que vas haciendo...”


No tengo ninguna duda de que así está siendo, y estoy orgulloso por eso, pero en ocasiones esa senda está mucho más cuesta arriba y cuando no estás cerca de los tuyos hay que pisar más fuerte y seguir intentando no perder el rumbo. Es difícil hacer balance de todo un año, pero creo que en este tiempo he madurado, he vivido experiencias inolvidables de todo tipo, me ha ayudado a abrir más los ojos y a valorar sobre todo eso a valorar.


No sé cuanto más tiempo estaré por aquí, ya se sabe, cuando menos te lo esperas se abren dos vías y tienes que elegir o incluso crear tú un nuevo camino y a ver qué pasa. De una cosa estoy seguro, por el momento me tocó la China y joder menuda china.

martes, 13 de julio de 2010

EL MUNDIAL EN CHINA


La forma en que se ha vivido el mundial de Sudáfrica en China no deja de sorprenderme. Pese a no tener a su equipo en esta competición han demostrado un amor a este deporte inmenso. Cada día durante este último mes se palpaba el ambiente de un país totalmente involucrado en el torneo mundial. La televisión retransmitió en abierto cada partido, los periódicos siempre encabezaban sus páginas con las imágenes más destacadas de los encuentros, todos los bares aprovecharon la ocasión a la perfección con televisores y pantallas gigantes para goce y disfrute de todos aquellos que se animaban a verlo fuera de casa, y sobre todo la gente vivió con absoluta emoción cada jornada.


En un principio los horarios no nos venían del todo mal para seguir la competición, pero el último encuentro que era a las 02:30 de la madrugada complicaba un poco el tema, no obstante cuando tuve que estar al pie del cañón no fallé. Los primeros partidos los vi en casa, con un comienzo un tanto inesperado nunca dejé de creer y eso trajo que después del partido contra Suiza algunos oportunistas de otros países me intentaran provocar con sus cometarios.


Desde los octavos de final mi manera de ver y sentir el mundial fue distinta. Para ver los partidos de la roja nos reuníamos una pequeña colonia de españoles, unas 20 personas. Todos ellos colegas de trabajo y amigos de mi compañera de piso., una fiel seguidora y con la que he tenido innumerables tertulias futbolísticas y compartido los nervios previos a cada encuentro. El torneo me ayudó a conocerlos más y el hecho de que fueran tan agradables conmigo me permitió soltarme y ser más yo.


Mención aparte merece el capítulo de la final, volvimos al bar en el que habíamos contado por victorias cada duelo de nuestro equipo. Otra vez más se jugaba a las 02:30 (hora china) y claro eso conlleva ciertas consecuencias que no detallaré. El momento del gol fue espectacular, todos soltamos toda la adrenalina contenida y el griterío fue inconmensurable. Cuando terminó el partido, el dueño del bar apagó los televisores rápidamente con el deseo de que esa panda de ultras alocados abandonáramos su local. Para muestra un botón.


http://espanol.cntv.cn/20100712/101086.shtml


El centro neurálgico de la celebración estaba en la zona de Sanlitún, área de fiesta donde se reúnen sobre todo los extranjeros, y en la que la mayoría de aficionados había visto el partido. Las calles se tintaron de color rojo y armados con camisetas, banderas, vuvuzelas, los cánticos se convirtieron en un fiel aliado, canciones como “yo soy español” o “que viva España” no dejaban de sonar, y en un brote de originalidad toda la muchedumbre decidimos trasladarnos a la embajada española. Allí ya se encontraba más gente que acudió inmediatamente terminado el encuentro, la alegría rebosaba entre las personas, las felicitaciones no cesaban y el ambiente era digno de una ciudad española. Se intentó que el Embajador saliera a saludar pero fue en balde. En un principio estábamos custodiados por dos policías pero rápidamente aparecieron una decena de ellos que nos miraban con cara de asombro. Esta vez cánticos como “¿dónde está el embajador?” o “queremos jamón del embajador” salían de unas gargantas ya castigadas por el esfuerzo y las horas.



Un día pare recordar y que seguro quedará grabado en la retina de los que vivimos como nuestro país se coronó como campeona del mundo, en la capital del gigante asiático. La fiesta se demoró unas cuantas horas más y cuando las fuerzas comenzaron a fallar y ya con el sol abriendo camino en el cielo, empezó la retirada de los allí presentes. Era hora de volver, descansar y asimilar lo conseguido. Durante ese tiempo de reflexión no pude evitar pensar cómo lo estaríais festejando vosotros.


Fue muy bonito ver como un gran número de españoles que residimos en Beijing decidimos no hacer caso a nuestros relojes y marchamos a disfrutar de un momento que puede que nunca se vuelva a repetir. Todo un placer vivirlo con esa gente, compartiendo además, un sueño ya hecho realidad.

miércoles, 23 de junio de 2010

EL METRO

Como ya os conté hace poco, me he mudado a vivir al centro de Pekín. Estoy muy contento con mi nuevo apartamento y la zona en que resido, no obstante, todo no podía ser de color de rosa. Ahora vivo bastante alejado de mi lugar de trabajo por lo que tengo que coger el metro todos los días. Los juegos olímpicos trajeron consigo, una remodelación y ampliación del servicio de transporte público asombrosa.


El metro de Pekín, con una historia de 40 años, tiene una longitud de más de 200 kilómetros divididos en 8 líneas, pero ellos como en todo siguen creciendo, en el 2015 tendrán 560 kilómetros. Al principio era un infierno para mí, muchos me conocéis y sabéis que el sentido de la orientación no lo tengo muy desarrollado, a veces me pierdo por Valencia… Imaginaros mis inicios, línea roja por aquí, línea azul allá ¿y la verde? Ah vale, bajo un poco más y ahora ¿en qué sentido? Yo pensaba ¨ Vicente esto es un laberinto, busca el nombre de la parada, tira de casta, en caso de duda coge el de la izquierda, siempre el de la izquierda ¨ Se complica un poco cuando los nombres están en chino, pero todas las estaciones tienen la misma información en inglés, así que es difícil perderse.


No os podéis imaginar la gente que coge el metro cada día, así que yo os lo diré, la pequeña cifra de más de cinco millones. Por las mañanas los pasillos son torrentes de chinos que abarcan cada espacio libre. En el camino hacia tu parada por el entresuelo vas esquivando a toda la gente que te viene de cara, curiosamente toda con un paso bastante acelerado. Hay personas que se dedican a dirigir el tráfico de los peatones, o al menos intentarlo, como ya os dije en China hay trabajos para casi todo. Una vez llegas a las vías, están marcados los lugares de espera, una pequeña cola y cuando llega el metro para dentro. Dependiendo la hora que sea, puedes desde sentarte, hasta estar casi empotrado contra la puerta de salida y entrada. Pese a lo que pueda parecer, es muy seguro, no conozco casos de robos. Por otro lado, y debido a la cantidad de gente que usa este medio de transporte, el tiempo de espera es muy reducido, los metros llegan de manera continua y con un intervalo muy breve.



Si no tengo el horario de tardes, cojo el metro por las mañanas en hora punta. Ya estoy más que acostumbrado, tardo casi 50 minutos haciendo además trasbordo, hasta llegar a mi trabajo. En el viaje de ida es complicado que me siente después de hacer el cambio de línea, pero a la vuelta voy siempre sentado. Todo ese tiempo, más de hora y media al día, lo gasto leyendo. Es sorprendente, he desarrollado una técnica que me permite leer de pie manteniendo el equilibrio, evadiendo, por si esto era poco, el perfume ¨ sudor ¨ que desgraciadamente, en algunas ocasiones impregna los vagones.


Tan sólo hay ciertos momentos en los que no me siento muy cómodo. A veces, y sobre todo a última hora de la tarde, algunas personas piden limosna por dentro de los vagones. Desde un hombre ciego cantando con su madre, o eso imagino yo que es, haciéndole de guía, pasando por dos personas con graves minusvalías, uno sin piernas y caminando con las manos y el otro con la cara toda quemada, hasta una niña de no más de 4 años, que cuando me ve se pone entre mis piernas mirándome con carita de pena. ¿Qué hacer? Muy complicado, aprendes a verlo casi cada día, pero da mucha lástima.


Bueno compañeros, os he hecho un pequeño recorrido por el metro de Pekín, siempre desde mi perspectiva y modo de verlo. Espero que os ayude a haceros una pequeña idea de lo que vivo y veo cada día. Saludos cordiales camaradas.

jueves, 3 de junio de 2010

XI´AN

Hace unos días llegué de mi primer viaje de trabajo. Mi destino fue Xi´an, fuimos enviados unos cuantos periodistas de CRI y de otros medios, invitados por el gobierno de la ciudad. En el 2011 Xi´an será sede de la Expo Internacional de Horticultura y querían nuestra presencia para explicarnos todos los detalles acerca del evento y enseñarnos la ciudad, para así contar en primera persona cómo será el acontecimiento y las características de la ciudad.

Recibimos una atención y unas comodidades dignas de explicaros. Una vez que nos recibieron en el aeropuerto nos llevaron al hotel. Tenía una habitación gigante con todas las prestaciones y lujos. Sin duda alguna de lo que más gocé fue de la comida. En uno de los restaurantes de allí disfrutamos, el primer día, de un buffet increíble con todo tipo de comida occidental que tanto echaba de menos. Yo sólo pensaba ¨ Vicente aprovecha que no sabes cuando volverás a tener la oportunidad de dar con este tipo comida ¨ Los desayunos siempre los hacíamos en el hotel pero las demás comidas nos llevaban a restaurantes.

Bien temprano y con el estomago lleno, empezábamos nuestros días en Xi´an. En la puerta del hotel nos esperaba un autobús, dos guías chinas que hablaban un perfecto inglés y que por cierto eran muy guapas, y un miembro del gobierno. Un coche de policía nos escoltaba abriéndonos paso, evitando así tener que pararnos en los semáforos o por el tráfico acumulado. Desde las 8 y hasta bien entrada la noche nos dedicábamos a ir de una conferencia a otra de políticos, a veces con traductores que no sabias si hablaban en inglés o también en mandarín, y visitando lugares turísticos. Dos veces al día nos llevaban a probar comidas típicas. Los dumplings es su plato representativo, se trata de un trozo de masa cocinada con carne o vegetales dentro, está bueno, pero yo prefiero las croquetas de pollo de mi madre. Cuando llegábamos muertos al hotel, a mí me tocaba recopilar todas las notas que había escrito y escribir artículos para la radio, cuando los enviaba, caía rendido en la cama.

Xi´an es una ciudad con mucha historia, una de las más importantes de la humanidad, fue capital del país durante doce dinastías y centro político de China durante los siglos de su máximo esplendor. A diferencia de otras ciudades del gigante asiático, ha conseguido conservar un aire dinámico y cosmopolita, sin alejarse de la vida cotidiana de la China campesina y comerciante. Si tengo que resaltar alguno de los lugares a los que fuimos, sin duda alguna es el museo de los Guerreros de Terracota. Allí se exponen más de seis mil guerreros y caballos de tamaño natural y en formación de batalla. Lo más sorprendente es que además de la maestría con que están hechos, cada soldado tiene características diferentes y distinta expresión, impresionante.


Uno de los momentos más divertidos fue la última cena que tuvimos en un palacio con el segundo alcalde de la ciudad. La parafernalia que montan para este tipo de acontecimientos es grandiosa. En China es tradición brindar con alcohol, como se debe, pero no una vez o dos como en España, aquí durante toda la velada no se para y especialmente si se te acercan a la mesa las autoridades con las que habíamos compartido algo de tiempo. Uno a uno venían a nuestra mesa con un vaso de chupito en la mano, de un licor parecido al anís, nosotros nos teníamos que poner de pie, coger nuestro vaso, escuchar lo que nos decían en chino e inmediatamente después que exclamaban ¨campei¨ todos a beber. Yo no me quise exceder, pero hubo gente que terminó en un estado más bien lamentable.

Ha sido una experiencia realmente interesante, y aunque me ha tocado currar bastante y dormir más bien poco, me ha ayudado a conocer mejor como funciona el mundo de los medios de comunicación aquí y el tratamiento con los políticos, además de conocer a más periodistas de distintos medios y países. Cuídense y sed buenos.

miércoles, 26 de mayo de 2010

EL TRABAJO

Ya son más de dos semanas las que llevo trabajando en Beijing y ya me encuentro un poco más cómodo y centrado en mi trabajo. La redacción la formamos unas 25 personas. Extranjeros somos: dos mexicanos, dos cubanos, un español, en breve llegará un argentino y yo. Los demás son chinos pero todos ellos hablan castellano así que no hay ningún problema de comunicación. Los chinos no son periodistas, han estudiado traducción, por eso una de las labores que tenemos los extranjeros es corregir las noticias que ellos traducen del chino y las transformamos en textos periodísticos. La radio no es en directo pero emite todos los días boletines de noticias y algunos programas especializados. Escribimos para la web, algunos de nosotros locutamos y nos mandan también a cubrir eventos. El otro día, por ejemplo, fui a la muralla china porque una banda de gaitas de Galicia daba un concierto y estaban importantes autoridades españolas. En breve me envían a Xian, la ciudad de los guerreros, a cubrir una especie de congreso. Ya os contaré cómo fue; estaré 5 días.


Trabajamos en un edificio muy grande situado a las afueras de Beijing. China Radio Internacional, CRI, emite en más de 60 lenguas, así que ya podéis imaginaros la cantidad de extranjeros, de todo el mundo, que trabajamos allí.



CRI tiene un hotel para los trabajadores. No es gratis pero bastante barato. Yo de momento vivo allí con mis dos colegas y amigos cubanos. No obstante a principios de junio me traslado al centro de la ciudad. Está a unos 50 minutos en metro, pero lo prefiero. Allí puedes encontrar más tiendas, restaurantes, bares de copas y por tanto más ambiente. De momento sólo me acerqué a la zona de fiesta un día y la verdad es que está genial, lleno de extranjeros y lugares más parecidos a lo que estaba acostumbrado en España. Esta ciudad te atrapa por la diversidad cultural que tiene. De momento estoy encantado y creo que día a día me iré habituando más e iré encontrando mi sitio.


Realmente no tengo mucho gasto, en el complejo de la radio hay un comedor y casi todos los días como o ceno allí, dependiendo del horario que tenga. El precio es un regalo, 20 céntimos, pero claro la comida es china. En realidad, para lo que vale, la calidad es más que aceptable. Yo no soy un gran amante de la cocina china pero me estoy habituando y cada vez pruebo nuevos platos. Cada día hay 9 menús distintos, si no me convence nada, amarro con un poco de arroz, ensalada y una carne de pollo con salsa y así salgo del paso.

He firmado mi contrato por un año, así que si no pasa nada raro aun me quedan, como mínimo, 11 meses por delante. Os animo, si os apetece, a visitar la web donde publicamos muchos de los textos, videos y audios que hacemos http://espanol.cri.cn/ También se puede escuchar desde AM en España, ya os diré exactamente la frecuencia.


Por el momento esto es lo que os puedo contar del poco tiempo que llevo aquí. Intentaré seguir informándoos con asiduidad. Lo de siempre gente, que me sigo acordando mucho de vosotros. Cuídense.


viernes, 14 de mayo de 2010

UN PASO MÁS

Suzhou ya ha quedado atrás, pero no pienso olvidar nunca los recuerdos y las gentes que formaban parte de mi vida allí. Llegué con mucho miedo, sin saber que me iba a encontrar y que me aportaría un país tan diferente, pero también con la tranquilidad de saber que estaría con mi hermana mayor. Allí pasé momentos imborrables, aprendí mucho acerca de la cultura y forma de ser de los nativos y conocí a gente de todas partes del mundo. Amigo, es una palabra que utilizamos con demasiada ligereza. Yo no considero amigo a cualquiera, mi listón está muy alto por culpa de esa gente, sobre todo de Valencia, que me hace sentir único y con las que sé, que ni el tiempo ni la distancia, romperá nuestra relación y confianza. No obstante esta vez la empleo con la certeza de saber que en Suzhou conocí unos pocos, y eso como ya sabéis, no es fácil.


Pero no sólo a ellos pierdo en el camino, también a una familia. Mi hermana, su marido y mis dos sobrinitos con los que he vivido unos meses, me han hecho sentir una parte importante de ellos. Desde que me fui, me resulta extraño no ver a los renacuajos jugando, o levantados a las 7 de la mañana preparados y dispuestos a dar guerra, me acostumbré a estar allí. Las facilidades y comodidades que me proporcionaba vivir con todos ellos se han terminado, y debe de ser así, pero ha sido un tiempo increíble del que he disfrutado de todo ello, pero sobre todo, de ELLOS.


He llegado a otra ciudad, dando un nuevo paso en mi vida personal y profesional que aún no sé muy bien lo que me reportará. Estoy en Beijing, capital del gigante asiático, empezando espero, una enriquecedora experiencia. Para llegar hasta aquí muchos han sido los esfuerzos, tanto mío propio como el que realmente me gustaría resaltar, el de mi familia. Siempre he recibido de ellos un apoyo que no sé si realmente merezco, pero del que estaré eternamente agradecido.


Me siento muy orgulloso de las personas que me han hecho ser Vicente. Soy el pequeño de cuatro hermanos y aunque ya tengo casi 26 años, para ellos aun sigo siendo ¨el chiquito¨ . Su apoyo, tanto de mis hermanos, padres, como del resto de la familia, siempre ha sido incondicional: sus consejos, advertencias, riñas, ayudas, son algo por lo que siempre estaré en deuda. Les admiro a todos ellos, tanto por lo que dicen y hacen como por lo que son. Soy un privilegiado, de eso no hay duda, no todos tienen la fortuna de estar rodeado, aunque en este momento no sea físicamente, de personas tan buenas, generosas y con ese grado de empatía.


Como dice Machado ¨caminante, no hay camino, se hace camino al andar¨ así que yo ahí sigo creando la senda, con la fuerza que me dieron y me siguen dando, día a día, las personas que más quiero, mi FAMILIA.

miércoles, 21 de abril de 2010

SIN MIEDO AL GUSTO

Desde mi llegada a China, y pese a ser muy poco receptivo a probar comidas extrañas, he de decir que he sobrepasado con creces mis expectativas en cuanto a degustar nuevas recetas culinarias. Lo de comer con palillos ya está más que dominado, pero como muchos ya sabéis, no soy un gran amante de la cocina China, me adapto como puedo, y el día que no tengo el estomago para sorpresas, amarro con un arroz que siempre cumple. No obstante, aquí decidí sumergirme por completo en la cultura de mi nuevo país y por tanto no hacer ascos a experimentar, aunque sea tan sólo una pequeña cata en un momento determinado, a sensaciones distintas en mi paladar. Algunos de vosotros no comprenderéis lo que he hecho, “yo no lo haría nunca” pensaréis, no espero vuestra aprobación, tan sólo, daros a conocer otra forma de utilizar los recursos animales de los que disponemos.



En primer lugar he de desmentir un rumor muy presente fuera de Asía, no es verdad que en todos los restaurantes de aquí te sirven perro, ratón o gato, ni mucho menos que los tienen enjaulados para que tú elijas el que más te apetece. Ni siquiera en el sur de China, donde las prácticas alimentarías son más extremas es posible ver esto. Sí es verdad que hay ciertos restaurantes especializados en extravagancias en los que a muchos de nosotros se nos retorcerían las tripas si nos dicen de que consta su carta.


Bien, después de las aclaraciones pertinentes es mi turno. Con el ánimo de involucrarme más y ser más participativo en el hábito nutricional del país, me lancé a probar junto a unos amigos, el animal al que se le conoce como el mejor amigo del hombre, el perro. Su sabor me sorprendió, si no sabes lo que estás comiendo y te dicen que es ternera ni te planteas dudarlo. Nos lo sirvieron en una olla con salsa un tanto picante, y sí, me gustó. Aunque desde aquella vez no lo he vuelto a probar, tampoco descarto volverlo a hacer. Imagino que muchos de vosotros estaréis imaginándome comiendo al perrito que vive con vosotros o a la misma Lasi… Tener en cuenta que tanto ese can como los que se degustan a diario, nos son las mascotas del vecino, son animales que se traen de corrales y son alimentados y criados para éste propósito. No podemos ser muy extremistas en este sentido: ¿qué pensarán de nosotros en India cuando comemos vaca? O por poner otro ejemplo, muchos amigos estadounidenses me siguen poniendo mala cara cuando les explico que la paella lleva conejo y que se trata de un animal muy recurrido en la cocina española.


Otro de los vertebrados que he saboreado aquí, ha sido la rana, en este caso fui engañado, no me gustó mucho, el plato nos lo sirvieron en trocitos pequeños y presentaba un aspecto muy similar al pollo frito. El único y gran inconveniente para mí, es que tiene pequeños huesos y eso de ir sacándotelos de la boca como si nada y seguir comiendo, lo dejo para los chinos, ¿el sabor? Aceptable. Cuando estuve en Pekín y visité un mercado donde se cocinan todo tipo de animales, probé el escorpión, un tacto crujiente y de gusto mejor que de apariencia, pero nada especial que no puedas perderte. Allí puedes encontrar desde órganos reproductores de animales hasta serpientes o cualquier tipo de insecto. En otros restaurantes, amigos míos más valientes que yo, han llegado a comer sopa de tortuga con cáscara incluida, cabezas de pato o lo último que ha llegado a mis oídos, saliva de pájaro, al parecer muy afrodisíaco, ya os contaré.


Camaradas, por fin voy a dar el salto a la capital, hace unos días recibí la llamada del trabajo, en un par de semanas mi vida cambiará un poco más. Con muchas ganas de afrontar lo que viene y sin sentir miedo a lo desconocido seguiré adelante. Vosotros estaréis al tanto de todo. Prometo seguir informándoos. Besos y flores.

domingo, 21 de febrero de 2010

JUGANDO AL LÍMITE

Sabíamos que tantas horas en autobús iban a ser duras, así que la noche anterior decidimos darlo todo por Hanoi y así llegar muertos. Salíamos desde la embajada de Laos y cuando llegamos allí aparentemente todo era normal. Cuando nos disponíamos a meter las mochilas, los maleteros estaban completamente llenos, algo que nos extraño ya que en la calle aún se veían muchas maletas y cajas “¿dónde las meterán?” pensamos. Mi amigo el de Laos se reía, e inmediatamente después de recoger los billetes de todos, el conductor y su ayudante se pusieron a meter todo lo que quedaba dentro, que era mucho. Una hora más tarde entramos, nuestra sorpresa fue que todo el pasillo estaba lleno hasta los topes de maletas, pero el problema se hacía aún mas grave ya que el bus sólo tenía una puerta delantera. Yoki nos dijo “welcome to Laos” La azafata nos vio tal cara de incredulidad que nos dio los mejores asientos, los de primera fila pero “¿Cómo va a llegar la gente a los últimos asientos?” nos preguntábamos, muy fácil, saltando y escalando entre las maletas. Cuando ya estábamos todos sentados, después de otro largo tiempo para que todo el mundo se acomodara, miré por la ventana y ¿qué ví? Al señor conductor bebiendo una cervecita, nosotros ya sólo pudimos reírnos de la situación en la que nos encontrábamos, y a mí se me ocurrió hacer un vídeo.



Eran las 8 de la tarde cuando salimos, las siguientes horas transcurrieron con un aparente tranquilidad, pero yo no podía dormir. Me senté de todas las formas y posturas posibles, pero nada, era una misión imposible. Cada parada que hacíamos nos retrasaba, imaginaros 50 personas intentando salir entre esas montañas de equipaje y luego volver a subir. En la frontera nos demoramos como unas dos horas, el tema burocracia del visado fue relativamente fácil. Una vez pasado al otro lado comimos, bueno en realidad era el desayuno, mi amigo pidió por nosotros, nos trajo arroz un tanto extraño, pero más lo iba a ser su forma de consumirlo, “this rice you have to eat with the hands” comentó Yoki, nos reímos de nuevo y para adentro. Es uno de las comidas más típicas de Laos y sinceramente aunque al principio se te hace un poco raro, está delicioso.


Lo más duro del viaje ya lo habíamos pasado, nos quedaban unas pocas horas para llegar a nuestro destino, Vientiane. El clima empezó a mejorar, estábamos rodeados de montañas con abundante vegetación, un sol radiante y un cielo más que azul. Esto debió motivar al conductor ya que puso un DVD musical de un grupo del país a un volumen más que aceptable, provocando un griterío que desembocó en un concierto improvisado. La gente, a diferencia de China, se les ve aparentemente más felices, sonriendo y con una amabilidad sorprendente. El clima condiciona en parte el carácter de las personas y eso lo notábamos.


Estábamos en Enero, pero ya nos frotábamos las manos pensando en los baños que nos íbamos a pegar y cómo disfrutaríamos del sol los días que nos quedaban. Así fue, pasamos una semana alucinante en un país del que no conocía nada. Os lo contaré pronto, no lo dudéis.

lunes, 15 de febrero de 2010

CRECE LA HIERBA

Tengo que interrumpir mis crónicas del viaje para comunicaros una fabulosa noticia, he conseguido trabajo. Cuando ya me estaba planteando una vuelta definitiva a España, me ha surgido esta oportunidad. Como algunos ya sabíais, mi situación en China hace ya algún tiempo era un tanto crítica. La lengua me estaba desgastando más de lo que pensé en un principio, había perdido en parte la motivación de aprender chino, y me sentía poco productivo. Seguía disfrutando de este país, pero necesitaba un nuevo impulso que me hiciera sentir mejor conmigo mismo. Lo he encontrado, el humilde personajillo que os escribe, va a formar parte de la Radio Internacional de China. Después de unas cuantas entrevistas, y la luna debajo del brazo, ya tengo el sí definitivo. Mi nuevo destino será Pekín.



No tendré un gran sueldo, pero de sobra me dará para poder vivir bien, además el trabajo que voy a desempeñar es justo lo que estaba buscando. Voy a volver a sentirme otra vez periodista en un medio casi nuevo para mí, pero en el que estoy seguro disfrutaré como un enano. Ya me han dicho que locutaré muchas de las noticias, participaré en alguno de los programas, asistiré a ruedas de prensa y haré entrevistas, tiene muy buena pinta. Las transmisiones de la radio cubren todos los países de América Latina, algunas áreas de los países de América del Norte, Europa, y parte del noroeste de África e intentan acercar la actualidad, China y su cultura, al resto del mundo. Me fascina la idea de vivir en la capital, una ciudad de más de 17 millones habitantes. Mí última experiencia allí no fue del todo buena, pero volveré con la lección más que aprendida y los ojos bien abiertos.


Aún no sé seguro cuando empezaré, pero voy a tener tiempo de volver a casa un mesecito, ganas no me faltan, sé que veré a muchos de vosotros, gozaré como el que más de la gastronomía de la que tanto presumo aquí, paella, fideuá… Veré fútbol en directo, me sentaré en un simple banco con algunos de mis amigos a charlar y charlar y pasarán las horas volando. Caminaré por Valencia y veré a más amigos allí, haremos botellón, hablaré catalán, o valenciano por si alguno se molesta y espero poder ir a algún concierto. Dormiré en mi cama, pero sobre todo estaré con mi tan añorada y querida familia a la que echo tanto de menos. Qué ansias de verdad. Cargaré bien las pilas para llegar preparado a mi nuevo destino en China, eso no lo dudéis.


Por cierto, el 14 de febrero empezó el nuevo año chino, el año del tigre. Sólo he visto una celebración semejante en las fallas, además las calles olían a pólvora como en Valencia. Toda la ciudad salió a encender los numerosos fuegos artificiales de los que disponían. El cielo se cubrió de luces para celebrar la entrada de su nuevo año. El tigre aquí simboliza poder, dicen que estos 12 meses que entran en su calendario favorecerá a las personas audaces, así que no seáis aprensivos ni miedosos. Mucha suerte y besos a discreción.

lunes, 8 de febrero de 2010

PRIMERA PARADA

Soy un privilegiado, lo sé, el lugar en el que vivo y la gente a la que estoy conociendo me han permitido hacer el viaje más emocionante, increíble, instructivo y asombroso que he hecho en mi corta vida. Casi 20 días en los que ha sido complicado cerrar los ojos, no quería perder ni un segundo de todo aquello, era como soñar despierto. El viaje nació como muchas de las ideas más importantes, bebiendo cerveza. Mi amigo de Laos Yoki nos lo propuso, y ¿cómo rechazarlo? Vietnam, Laos y Tailandia, tres de los países más extraordinarios del mundo al alcance de la mano, con la suerte de que él conoce los lugares y con la compañía de otro gran colega Felipe, colombiano-canadiense.

Un avión nos condujo a Nanning una ciudad china muy cerca de la frontera con Vietnam. Desde allí cogimos un autobús rumbo a Hanoi (capital de Vietnam), haciendo una parada obligatoria en la frontera para el asunto del visado. Allí gastamos unas 2 horas, pero ya nos hizo tener una idea del país al que nos dirigíamos. La organización era lamentable y en la única ventanilla abierta para el papeleo, tuvimos que luchar y meter codo para poder llegar y tramitar el documento. Unos encima de otros para finalmente poder tirar el pasaporte dentro de la ventanilla donde los funcionarios se tomaban su trabajo con una extraña calma, difícil de comprender con la que se estaba montando un metro delante de ellos. No obstante y como es obvio, lo conseguimos, y de nuevo nos encaminamos hacía Hanoi.

Ya os he hablado del tráfico en China, bien pues lo que os imaginabais ahora multiplicadlo por 10, no he visto en mi vida un caos más absoluto, motos, motos y más motos circulan por cada rincón de las calles sin un sentido lógico de comportamiento en su conducción. Las aceras sólo tienen una única función, de aparcadero. El sonido del claxon no lo dejamos de escuchar ni un segundo, ese ruido forma parte de la ciudad y al final hasta te llegas a acostumbrar. A diferencia de China allí sí que llevan casco, bueno la mayoría, pero también se puede ver 4 personas en una moto, bebes transportados en brazos, o siendo utilizadas a modo de furgoneta donde transportan todo aquello que os podáis imaginar.


Los días en Vietnam los empleamos en visitar todos aquellos rincones de la ciudad y alrededores que pudimos, con algunos paisajes indescriptibles. Yoki habla un poco vietnamita así que nos aclaramos bien. Quedé fascinado por lo que significa la figura de Ho Chi Minh, un líder comunista del país, que incluso después de muerto, en las calles y sociedad se puede sentir el gran peso afectivo, ideológico y fraternal que dejó su huella. Combatiendo el imperialismo sin descano, es un símbolo de la lucha por la libertad del S.XX.


Sinceramente me quedé con ganas de más, si tengo otra oportunidad volveré. Probamos y disfrutamos su gastronomía guiados por un Vietnamita amigo de Yoqui, también salimos de fiesta y nos encandilamos con la belleza de sus mujeres, en fin nos divertimos a rabiar. Nos falto tiempo pero nuestro siguiente destino y al que dedicamos más tiempo fue Laos, país natal de mi amigo. Pero antes de llegar a su casa tuvimos que vivir 20 horas en un autobús que marcó nuestro viaje, y que no olvidaré nunca, todo una aventura que os contaré en poco tiempo.