domingo, 21 de febrero de 2010

JUGANDO AL LÍMITE

Sabíamos que tantas horas en autobús iban a ser duras, así que la noche anterior decidimos darlo todo por Hanoi y así llegar muertos. Salíamos desde la embajada de Laos y cuando llegamos allí aparentemente todo era normal. Cuando nos disponíamos a meter las mochilas, los maleteros estaban completamente llenos, algo que nos extraño ya que en la calle aún se veían muchas maletas y cajas “¿dónde las meterán?” pensamos. Mi amigo el de Laos se reía, e inmediatamente después de recoger los billetes de todos, el conductor y su ayudante se pusieron a meter todo lo que quedaba dentro, que era mucho. Una hora más tarde entramos, nuestra sorpresa fue que todo el pasillo estaba lleno hasta los topes de maletas, pero el problema se hacía aún mas grave ya que el bus sólo tenía una puerta delantera. Yoki nos dijo “welcome to Laos” La azafata nos vio tal cara de incredulidad que nos dio los mejores asientos, los de primera fila pero “¿Cómo va a llegar la gente a los últimos asientos?” nos preguntábamos, muy fácil, saltando y escalando entre las maletas. Cuando ya estábamos todos sentados, después de otro largo tiempo para que todo el mundo se acomodara, miré por la ventana y ¿qué ví? Al señor conductor bebiendo una cervecita, nosotros ya sólo pudimos reírnos de la situación en la que nos encontrábamos, y a mí se me ocurrió hacer un vídeo.



Eran las 8 de la tarde cuando salimos, las siguientes horas transcurrieron con un aparente tranquilidad, pero yo no podía dormir. Me senté de todas las formas y posturas posibles, pero nada, era una misión imposible. Cada parada que hacíamos nos retrasaba, imaginaros 50 personas intentando salir entre esas montañas de equipaje y luego volver a subir. En la frontera nos demoramos como unas dos horas, el tema burocracia del visado fue relativamente fácil. Una vez pasado al otro lado comimos, bueno en realidad era el desayuno, mi amigo pidió por nosotros, nos trajo arroz un tanto extraño, pero más lo iba a ser su forma de consumirlo, “this rice you have to eat with the hands” comentó Yoki, nos reímos de nuevo y para adentro. Es uno de las comidas más típicas de Laos y sinceramente aunque al principio se te hace un poco raro, está delicioso.


Lo más duro del viaje ya lo habíamos pasado, nos quedaban unas pocas horas para llegar a nuestro destino, Vientiane. El clima empezó a mejorar, estábamos rodeados de montañas con abundante vegetación, un sol radiante y un cielo más que azul. Esto debió motivar al conductor ya que puso un DVD musical de un grupo del país a un volumen más que aceptable, provocando un griterío que desembocó en un concierto improvisado. La gente, a diferencia de China, se les ve aparentemente más felices, sonriendo y con una amabilidad sorprendente. El clima condiciona en parte el carácter de las personas y eso lo notábamos.


Estábamos en Enero, pero ya nos frotábamos las manos pensando en los baños que nos íbamos a pegar y cómo disfrutaríamos del sol los días que nos quedaban. Así fue, pasamos una semana alucinante en un país del que no conocía nada. Os lo contaré pronto, no lo dudéis.

lunes, 15 de febrero de 2010

CRECE LA HIERBA

Tengo que interrumpir mis crónicas del viaje para comunicaros una fabulosa noticia, he conseguido trabajo. Cuando ya me estaba planteando una vuelta definitiva a España, me ha surgido esta oportunidad. Como algunos ya sabíais, mi situación en China hace ya algún tiempo era un tanto crítica. La lengua me estaba desgastando más de lo que pensé en un principio, había perdido en parte la motivación de aprender chino, y me sentía poco productivo. Seguía disfrutando de este país, pero necesitaba un nuevo impulso que me hiciera sentir mejor conmigo mismo. Lo he encontrado, el humilde personajillo que os escribe, va a formar parte de la Radio Internacional de China. Después de unas cuantas entrevistas, y la luna debajo del brazo, ya tengo el sí definitivo. Mi nuevo destino será Pekín.



No tendré un gran sueldo, pero de sobra me dará para poder vivir bien, además el trabajo que voy a desempeñar es justo lo que estaba buscando. Voy a volver a sentirme otra vez periodista en un medio casi nuevo para mí, pero en el que estoy seguro disfrutaré como un enano. Ya me han dicho que locutaré muchas de las noticias, participaré en alguno de los programas, asistiré a ruedas de prensa y haré entrevistas, tiene muy buena pinta. Las transmisiones de la radio cubren todos los países de América Latina, algunas áreas de los países de América del Norte, Europa, y parte del noroeste de África e intentan acercar la actualidad, China y su cultura, al resto del mundo. Me fascina la idea de vivir en la capital, una ciudad de más de 17 millones habitantes. Mí última experiencia allí no fue del todo buena, pero volveré con la lección más que aprendida y los ojos bien abiertos.


Aún no sé seguro cuando empezaré, pero voy a tener tiempo de volver a casa un mesecito, ganas no me faltan, sé que veré a muchos de vosotros, gozaré como el que más de la gastronomía de la que tanto presumo aquí, paella, fideuá… Veré fútbol en directo, me sentaré en un simple banco con algunos de mis amigos a charlar y charlar y pasarán las horas volando. Caminaré por Valencia y veré a más amigos allí, haremos botellón, hablaré catalán, o valenciano por si alguno se molesta y espero poder ir a algún concierto. Dormiré en mi cama, pero sobre todo estaré con mi tan añorada y querida familia a la que echo tanto de menos. Qué ansias de verdad. Cargaré bien las pilas para llegar preparado a mi nuevo destino en China, eso no lo dudéis.


Por cierto, el 14 de febrero empezó el nuevo año chino, el año del tigre. Sólo he visto una celebración semejante en las fallas, además las calles olían a pólvora como en Valencia. Toda la ciudad salió a encender los numerosos fuegos artificiales de los que disponían. El cielo se cubrió de luces para celebrar la entrada de su nuevo año. El tigre aquí simboliza poder, dicen que estos 12 meses que entran en su calendario favorecerá a las personas audaces, así que no seáis aprensivos ni miedosos. Mucha suerte y besos a discreción.

lunes, 8 de febrero de 2010

PRIMERA PARADA

Soy un privilegiado, lo sé, el lugar en el que vivo y la gente a la que estoy conociendo me han permitido hacer el viaje más emocionante, increíble, instructivo y asombroso que he hecho en mi corta vida. Casi 20 días en los que ha sido complicado cerrar los ojos, no quería perder ni un segundo de todo aquello, era como soñar despierto. El viaje nació como muchas de las ideas más importantes, bebiendo cerveza. Mi amigo de Laos Yoki nos lo propuso, y ¿cómo rechazarlo? Vietnam, Laos y Tailandia, tres de los países más extraordinarios del mundo al alcance de la mano, con la suerte de que él conoce los lugares y con la compañía de otro gran colega Felipe, colombiano-canadiense.

Un avión nos condujo a Nanning una ciudad china muy cerca de la frontera con Vietnam. Desde allí cogimos un autobús rumbo a Hanoi (capital de Vietnam), haciendo una parada obligatoria en la frontera para el asunto del visado. Allí gastamos unas 2 horas, pero ya nos hizo tener una idea del país al que nos dirigíamos. La organización era lamentable y en la única ventanilla abierta para el papeleo, tuvimos que luchar y meter codo para poder llegar y tramitar el documento. Unos encima de otros para finalmente poder tirar el pasaporte dentro de la ventanilla donde los funcionarios se tomaban su trabajo con una extraña calma, difícil de comprender con la que se estaba montando un metro delante de ellos. No obstante y como es obvio, lo conseguimos, y de nuevo nos encaminamos hacía Hanoi.

Ya os he hablado del tráfico en China, bien pues lo que os imaginabais ahora multiplicadlo por 10, no he visto en mi vida un caos más absoluto, motos, motos y más motos circulan por cada rincón de las calles sin un sentido lógico de comportamiento en su conducción. Las aceras sólo tienen una única función, de aparcadero. El sonido del claxon no lo dejamos de escuchar ni un segundo, ese ruido forma parte de la ciudad y al final hasta te llegas a acostumbrar. A diferencia de China allí sí que llevan casco, bueno la mayoría, pero también se puede ver 4 personas en una moto, bebes transportados en brazos, o siendo utilizadas a modo de furgoneta donde transportan todo aquello que os podáis imaginar.


Los días en Vietnam los empleamos en visitar todos aquellos rincones de la ciudad y alrededores que pudimos, con algunos paisajes indescriptibles. Yoki habla un poco vietnamita así que nos aclaramos bien. Quedé fascinado por lo que significa la figura de Ho Chi Minh, un líder comunista del país, que incluso después de muerto, en las calles y sociedad se puede sentir el gran peso afectivo, ideológico y fraternal que dejó su huella. Combatiendo el imperialismo sin descano, es un símbolo de la lucha por la libertad del S.XX.


Sinceramente me quedé con ganas de más, si tengo otra oportunidad volveré. Probamos y disfrutamos su gastronomía guiados por un Vietnamita amigo de Yoqui, también salimos de fiesta y nos encandilamos con la belleza de sus mujeres, en fin nos divertimos a rabiar. Nos falto tiempo pero nuestro siguiente destino y al que dedicamos más tiempo fue Laos, país natal de mi amigo. Pero antes de llegar a su casa tuvimos que vivir 20 horas en un autobús que marcó nuestro viaje, y que no olvidaré nunca, todo una aventura que os contaré en poco tiempo.