miércoles, 23 de junio de 2010

EL METRO

Como ya os conté hace poco, me he mudado a vivir al centro de Pekín. Estoy muy contento con mi nuevo apartamento y la zona en que resido, no obstante, todo no podía ser de color de rosa. Ahora vivo bastante alejado de mi lugar de trabajo por lo que tengo que coger el metro todos los días. Los juegos olímpicos trajeron consigo, una remodelación y ampliación del servicio de transporte público asombrosa.


El metro de Pekín, con una historia de 40 años, tiene una longitud de más de 200 kilómetros divididos en 8 líneas, pero ellos como en todo siguen creciendo, en el 2015 tendrán 560 kilómetros. Al principio era un infierno para mí, muchos me conocéis y sabéis que el sentido de la orientación no lo tengo muy desarrollado, a veces me pierdo por Valencia… Imaginaros mis inicios, línea roja por aquí, línea azul allá ¿y la verde? Ah vale, bajo un poco más y ahora ¿en qué sentido? Yo pensaba ¨ Vicente esto es un laberinto, busca el nombre de la parada, tira de casta, en caso de duda coge el de la izquierda, siempre el de la izquierda ¨ Se complica un poco cuando los nombres están en chino, pero todas las estaciones tienen la misma información en inglés, así que es difícil perderse.


No os podéis imaginar la gente que coge el metro cada día, así que yo os lo diré, la pequeña cifra de más de cinco millones. Por las mañanas los pasillos son torrentes de chinos que abarcan cada espacio libre. En el camino hacia tu parada por el entresuelo vas esquivando a toda la gente que te viene de cara, curiosamente toda con un paso bastante acelerado. Hay personas que se dedican a dirigir el tráfico de los peatones, o al menos intentarlo, como ya os dije en China hay trabajos para casi todo. Una vez llegas a las vías, están marcados los lugares de espera, una pequeña cola y cuando llega el metro para dentro. Dependiendo la hora que sea, puedes desde sentarte, hasta estar casi empotrado contra la puerta de salida y entrada. Pese a lo que pueda parecer, es muy seguro, no conozco casos de robos. Por otro lado, y debido a la cantidad de gente que usa este medio de transporte, el tiempo de espera es muy reducido, los metros llegan de manera continua y con un intervalo muy breve.



Si no tengo el horario de tardes, cojo el metro por las mañanas en hora punta. Ya estoy más que acostumbrado, tardo casi 50 minutos haciendo además trasbordo, hasta llegar a mi trabajo. En el viaje de ida es complicado que me siente después de hacer el cambio de línea, pero a la vuelta voy siempre sentado. Todo ese tiempo, más de hora y media al día, lo gasto leyendo. Es sorprendente, he desarrollado una técnica que me permite leer de pie manteniendo el equilibrio, evadiendo, por si esto era poco, el perfume ¨ sudor ¨ que desgraciadamente, en algunas ocasiones impregna los vagones.


Tan sólo hay ciertos momentos en los que no me siento muy cómodo. A veces, y sobre todo a última hora de la tarde, algunas personas piden limosna por dentro de los vagones. Desde un hombre ciego cantando con su madre, o eso imagino yo que es, haciéndole de guía, pasando por dos personas con graves minusvalías, uno sin piernas y caminando con las manos y el otro con la cara toda quemada, hasta una niña de no más de 4 años, que cuando me ve se pone entre mis piernas mirándome con carita de pena. ¿Qué hacer? Muy complicado, aprendes a verlo casi cada día, pero da mucha lástima.


Bueno compañeros, os he hecho un pequeño recorrido por el metro de Pekín, siempre desde mi perspectiva y modo de verlo. Espero que os ayude a haceros una pequeña idea de lo que vivo y veo cada día. Saludos cordiales camaradas.

jueves, 3 de junio de 2010

XI´AN

Hace unos días llegué de mi primer viaje de trabajo. Mi destino fue Xi´an, fuimos enviados unos cuantos periodistas de CRI y de otros medios, invitados por el gobierno de la ciudad. En el 2011 Xi´an será sede de la Expo Internacional de Horticultura y querían nuestra presencia para explicarnos todos los detalles acerca del evento y enseñarnos la ciudad, para así contar en primera persona cómo será el acontecimiento y las características de la ciudad.

Recibimos una atención y unas comodidades dignas de explicaros. Una vez que nos recibieron en el aeropuerto nos llevaron al hotel. Tenía una habitación gigante con todas las prestaciones y lujos. Sin duda alguna de lo que más gocé fue de la comida. En uno de los restaurantes de allí disfrutamos, el primer día, de un buffet increíble con todo tipo de comida occidental que tanto echaba de menos. Yo sólo pensaba ¨ Vicente aprovecha que no sabes cuando volverás a tener la oportunidad de dar con este tipo comida ¨ Los desayunos siempre los hacíamos en el hotel pero las demás comidas nos llevaban a restaurantes.

Bien temprano y con el estomago lleno, empezábamos nuestros días en Xi´an. En la puerta del hotel nos esperaba un autobús, dos guías chinas que hablaban un perfecto inglés y que por cierto eran muy guapas, y un miembro del gobierno. Un coche de policía nos escoltaba abriéndonos paso, evitando así tener que pararnos en los semáforos o por el tráfico acumulado. Desde las 8 y hasta bien entrada la noche nos dedicábamos a ir de una conferencia a otra de políticos, a veces con traductores que no sabias si hablaban en inglés o también en mandarín, y visitando lugares turísticos. Dos veces al día nos llevaban a probar comidas típicas. Los dumplings es su plato representativo, se trata de un trozo de masa cocinada con carne o vegetales dentro, está bueno, pero yo prefiero las croquetas de pollo de mi madre. Cuando llegábamos muertos al hotel, a mí me tocaba recopilar todas las notas que había escrito y escribir artículos para la radio, cuando los enviaba, caía rendido en la cama.

Xi´an es una ciudad con mucha historia, una de las más importantes de la humanidad, fue capital del país durante doce dinastías y centro político de China durante los siglos de su máximo esplendor. A diferencia de otras ciudades del gigante asiático, ha conseguido conservar un aire dinámico y cosmopolita, sin alejarse de la vida cotidiana de la China campesina y comerciante. Si tengo que resaltar alguno de los lugares a los que fuimos, sin duda alguna es el museo de los Guerreros de Terracota. Allí se exponen más de seis mil guerreros y caballos de tamaño natural y en formación de batalla. Lo más sorprendente es que además de la maestría con que están hechos, cada soldado tiene características diferentes y distinta expresión, impresionante.


Uno de los momentos más divertidos fue la última cena que tuvimos en un palacio con el segundo alcalde de la ciudad. La parafernalia que montan para este tipo de acontecimientos es grandiosa. En China es tradición brindar con alcohol, como se debe, pero no una vez o dos como en España, aquí durante toda la velada no se para y especialmente si se te acercan a la mesa las autoridades con las que habíamos compartido algo de tiempo. Uno a uno venían a nuestra mesa con un vaso de chupito en la mano, de un licor parecido al anís, nosotros nos teníamos que poner de pie, coger nuestro vaso, escuchar lo que nos decían en chino e inmediatamente después que exclamaban ¨campei¨ todos a beber. Yo no me quise exceder, pero hubo gente que terminó en un estado más bien lamentable.

Ha sido una experiencia realmente interesante, y aunque me ha tocado currar bastante y dormir más bien poco, me ha ayudado a conocer mejor como funciona el mundo de los medios de comunicación aquí y el tratamiento con los políticos, además de conocer a más periodistas de distintos medios y países. Cuídense y sed buenos.